WOODY ALLEN EN DOS GRAGEAS SABORIZADAS.

DE DELITOS Y FALTAS: "....¡Mirad a la gente ahí afuera! ¡Miradles! ¡Quieren algo que les alegre la vida! ¡Y no les damos nada que tenga gracia! ¡Sus vidas son aburridas! ¡Y están esperando algo divertido!"

COMENTARIO DE JOVIALISTE: Es verdad. Muy cierto, caramba.

¡Cuántas veces nos ubicamos frente al televisor para ver algo que nos haga reír después de la jornada. Estamos cansados, o aburridos, o ambas cosas, o ninguno. ¡Y sí, nos hacen reír! Pero ... : ¿Con qué? Merced a un espectáculo obsceno, vulgar, o con recursos demasiados repetidos.

Algo parecido suele suceder en la radio.

En cambio, las películas suelen ser más cómicas que las comedias que se pasan por la televisión. En algunas, uno advierte el uso de gags excelentes muy efectivos para conseguir carcajadas.

En el libro para ser leído, en cambio, hay pocos buenos autores cómicos de verdad.

No es fácil alegrar la propia vida, y aún algo menos la de los demás.

Pero con profesionalismo, lo puede intentar otro por lo menos; y quizás ese cómico o humorista pueda lograr despertar alguna sonrisa en unos labios, o producir un texto entretenido.

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DE SOMBRAS Y NIEBLAS: "No hay nada peor que intentar hacer reír a la gente y fracasar"

COMENTARIO DE JOVIALISTE: Conozco esa sensación, pues he tenido esa experiencia. Muy embarazosa.

Por lo visto, también Woody.

Y supongo que la casi totalidad de los cómicos y de los humoristas buenos y malos. Es dura, y vergonzosa.

Uno (Más bien otro), siente que ha fracasado porque por impericia o por cualquier torpeza no ha logrado el efecto cómico deseado; o porque el otro, el receptor de la gracia, quizás no la ha entendido (¡Dios!), y entonces, tal vez se ha sentido herido en su amor propio (¡Demasiado sensible!), lo que le ha provocado angustia, que es lo contrario de lo que se buscaba, si es que se buscaba.

No se produce el alivio o distensión propio de lo cómico sino que se ha provocado un angustia, tensión, y por si fuese poco, un conflicto gratis.

No hay peor sensación para ambos, para los dos, excepto todas las otras malas experiencias. Es un momento horrible que hay que saber disfrutar. Y uno quisiera no haber jamás dicho ese chiste, o esa gracia, y no haberse desternillado por las carcajadas.

En algunos casos la persona se considera ofendida, y agredida por lo que contraataca al chistoso, al humorista, al burlón, o al gracioso (¡Cuidado!). O desencajado, lo interpela. En otros casos, se enoja, se pone iracundo/a, y hasta intenta golpear.

Hay que tener en cuenta siempre si es propicia la oportunidad para efectuar una gracia (¡Elemental!), y si hay una salida rápida.

No todos los momentos y todas las circunstancias son iguales. Bueno. En ocasiones, uno se equivoca, y se produce el desastre. Errar es humano. Y hacer chistes, también.

Hay instantes que sí se puede, y otros que no. Claro, que también depende del tenor del chiste. Y de la edad, del sexo, de la personalidad de quién lo oye. Y de quién lo cuenta. ¡Nadie nace sabiendo! ¡Durante toda la vida se aprende! ¡Jamás te des por vencido! Siempre tendrás oportunidades nuevas de hacer tus chistes. En horizontes lejanos, claro.

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